Llegada a Iran
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- Categoría: Iran
- Escrito por Super User
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De un dia cualquiera, de una visita cualquiera...
a casa de mi amigo Txisti, mientras hacíamos unos revelados en blanco y negro, de unas fotografías de mi primer viaje por tierras africanas, me llevé la grata historia de su reciente viaje a Irán y yo perplejo, dudando de que lo que me estaba contado fuera todo cierto. Y como todo lo que nos cuentan sobre este país es desastroso, guerra santa, bombas, islamismo, extremismo... me resultaba cuando menos, curioso. Desde ese día tuve un objetivo: tenia que sentir en mi propio cuerpo las sensaciones que me iba poco a poco transmitiendo todo lo que estaba escuchando y posteriormente, leyendo.
Así que a la vuelta de SeneGambia en enero de 2011, puse la mirada en ese vasto país vínculo de Oriente con Occidente, tal como lo describía Alejandro Magno. Después de leer innumerables blogs y artículos sobre Irán, llego el momento de hacer los trámites necesarios: billete y visado, o mas bien, visado y billete por orden de dificultad. Y es que son todo pegas y retrasos poder conseguir el correspondiente permiso para poder vagar libremente por el corazón de Persia. Ante la pasividad de la embajada iraní en Madrid, me decidí a realizarlo a través de internet. La comunicación no siempre es la mejor, llegaba la fecha de mi viaje (5 de septiembre) y yo sin visado, y sin billete de avión... :( Como casi siempre que hay problemas, las soluciones comienzan a surgir. Y en este caso, yo conocí a Nasy Firooz, una iraní afincada en Pamplona, que me puso en contacto con Dani Mayor, casualmente, pamplonica residente en Teheran, y para mas coña, trabajador en la embajada española. Así que fue él, quién me pudo facilitar una carta de invitación con la que mi entrada en Teheran debia ser mas sencilla. Con esta carta en mi poder, a diez días, pude concentrarme en buscar un vuelo lo mas barato posible: Lo conseguí... me dije... Ya sabía desde hace mucho tiempo que este viaje debía hacerlo solo. A la gente que insistí en acompañarme, no pudo hacerlo por un motivo o por otro, y aunque hubiera ido muy agusto acompañado, no niego que me ha encantado estar dos semanas solo, descubriendo ese maravilloso país, su gente y su cultura, además de superar el miedo y ansiedad que había estado creciendo en mi.
Y con todo, mochila a la espalda, cámara de fotos en el pecho, a devorar kilómetros en autobús. Pamplona-Madrid, y al día siguiente sin madrugar, Madrid-Frankfurt-Teherán, pim, pam, pum llegando sobre la una y media hora Iraní. Y ya sin bajar del avión, las cosas ya comienzan a ser diferente, como por ejemplo ver a las mujeres como van preparando su chaqueta y Al Almira o pañuelo para la cabeza. Por norma general, en la capital las mujeres se nota que visten mas modernas, y el pañuelo les cubre en menor medida que en otras zonas mas al sur o en las zonas rurales, donde si que se veían prendas mas cerradas, como el Chador o algún que otro Burka. Aunque parezca mentira, apenas vi uno o dos burkas en todo mi viaje.
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Los controles a la entrada del país son bastante pesados, entre hacer el visado con la carta de invitación, la poca y celosa policía que había a esas horas de la noche... a la hora y media ya por fin estaba dando mis primeros paseos buscando una oficina de cambio y un taxi que me llevase hasta la zona norte de Teheran, donde me esperaba Dani. Con una pequeña dirección y un temor a lo desconocido, pregunté a uno de los taxistas, y por unos 20$ nos dirigimos hacia la gran ciudad. Menos mal que era de noche, había muy poco tráfico a esas horas, y yo podía estar mas tranquilo observando lo extraño del paisaje, sobre todo, por que después de todas las expectativas que yo me había creado, el país aparentemente es muy normal. Carteles de publicidad, fotos gigantes de Jomeini, Ali Khameini... en los peajes... ya entrando en la urbe, cientos de bombillas de todos los colores, verdes, rojas, azules, puentes iluminados de manera poco ortodoxa... mezquitas y todo en persa!
Y con los primeros rayos de Sol, salimos de casa para la primera toma de contacto seria con Teheran, ya empiezo a sentir de otra manera que por fin estoy, después de tanto tiempo esperando, en Iran. Cambiar moneda a mejor precio, hacer unas primeras compras en las numerosas tiendas que hay, demuestran varias cosas: No entiendo nada de nada, ni el Farsi, ni el inglés con acento iraní de estas personas con la sonrisa siempre dispuesta, y que las personas extranjeras les hacemos muchísima gracia: No hace falta mas que ver como se reían en la tienda de teléfonos móviles, el rato que estuvimos para comprar una tarjeta...
La idea general era no perder mucho tiempo en Teheran, hubiera podido quedarme una noche mas en casa de Dani, pero por la tarde, yo me desplacé al Sur de Teheran, al Firouzeh hotel, poder estar muy cerca de la estación de metro Imam Khomeini, y por consiguiente de la South Station donde podía coger mi autobús hacia Kashan. Ya eran mis primeros momentos yo solo, por las calles de Tehran, estaba anocheciendo, y yo no encontraba mi hotel. Esta zona era una sucesión de tienda de componentes de automoviles, que no se acababa nunca. Creo que la gente me miraba un poco raro, eso, o mi angustia era mayor de lo deseado. Al encontrarlo, alivio y refugio hasta el dia siguiente.
continuará...
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